Hay muchas formas de entender Yerga, el monte emblemático que da perfil a La Rioja Baja. Desde hace 14 años, cientos de aficionados lo entienden a pedaladas. Fiel a su cita en el inicio de temporada, la Travesía de Yerga congregó ayer a 212 participantes que completaron con ánimo su exigente trazado de 64,7 kilómetros, saludando su cumbre a 1.036 metros.
A la llamada de la cita organizada por Fundación Caja Rioja, con patrocinio de Diario LA RIOJA, respondieron aficionados que pusieron color a la soleada mañana con dorsales de clubes riojanos, desde el Gracus local recién presentado en sociedad hasta el Anguiano, con gran presencia pradejonera, calagurritana, arnedana o logroñesa, y también llegados de Navarra, País Vasco...
Como novedad en esta decimocuarta edición, estaba la convocatoria a las 9.30 en la plaza de España, bajo la silueta de la Colegiata de San Miguel. La alcaldesa alfareña Yolanda Preciado y el gerente de Fundación Caja Rioja Arturo Colina cortaron la cinta que dio paso a la salida neutralizada por el casco urbano acelerándose por el camino del Cabezuelo y retando a las piernas en la larga subida por la Cañada de Valdejimena. Más agrupados que en años anteriores, los ciclistas saludaron almendros en flor e ingentes viñas en una travesía que conjuga deporte con naturaleza.
Tras el avituallamiento, lugares que servían para descansar y, con un ambiente de camaradería comentar las jugadas de la mañana, los participantes superaron un largo rompepiernas que rodeó la entrada a la ladera de Yerga. A medida que ganaban metros, la banda sonora de los aerogeneradores atizando el aire se hacía más presente en un paisaje demasiado seco por la ausencia de lluvias. Tras coronar, el descenso salteado de varios rompepiernas les devolvió por estampas primaverales hasta el IES Gonzalo de Berceo, donde ya pudieron descansar, limpiar monturas y comenzar a pensar en la siguiente subida.
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